martes, 15 de abril de 2014




SEGUNDA GUERRA MUNDIAL


El gobierno de Hitler tenía como meta la adquisición de un gran imperio nuevo que le proveyera “espacio vital” (Lebensraum) in Europa oriental. Hitler calculó que la realización de la hegemonía alemana en Europa exigiría la guerra.







Después de asegurar la neutralidad de la Unión Soviética (con el pacto de no-agresión entre Alemania y la URSS), Alemania desató la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939. Gran Bretaña y Francia respondieron con la declaración de guerra contra Alemania el 3 de septiembre. El 9 de abril de 1940, las fuerzas alemanas invadieron Noruega y Dinamarca, y en mayo de 1940, Alemania empezó el asalto de Europa occidental. La Unión Soviética ocupó los estados del Báltico en junio de 1940, y los anexó en agosto de 1940. Italia, miembro del Eje, entró en la guerra en junio de 1940. Desde el 13 de agosto hasta el 31 de octubre de 1940, la aviación nazi atacó a Inglaterra en la campaña conocida como la “Batalla de Inglaterra”.


Después de dominar los Balcanes con la invasión de Yugoslavia y Grecia el 6 de abril de 1941, Alemania invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, en una violación directa del pacto alemán-soviético. En junio y julio de 1941, los alemanes también ocuparon los estados del Báltico. Stalin, el líder soviético, se convirtió en un líder importante del grupo aliado, junto con el presidente de los EE.UU., Franklin Delano Roosevelt, y el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill. El 7 de diciembre de 1941, Japón (uno de las potencias del Eje) bombardeó Pearl Harbor, Hawai. Los Estados Unidos inmediatamente declararon la guerra a Japón. El 11 de diciembre, Alemania y Italia declararon la guerra a los Estados Unidos.


Empezando con la llegada en 1942 de las tropas americanas a África del norte, los Aliados obtuvieron una cantidad de victorias militares. El 2 de febrero de 1943, el 6º Ejército alemán se rindió a los soviéticos en Stalingrado. En septiembre, los Aliados invadieron Italia, que se rindió el 8 de septiembre, pero Mussolini estableció un régimen fascista en Italia del norte. Las fuerzas alemanas luego invadieron Italia del norte, y avanzaron hacia el sur para encontrarse con las fuerzas aliadas. Las tropas alemanas mantuvieron Italia del norte hasta mayo de 1945.
El 6 de junio de 1944 (el día D), doscientos cincuenta mil soldados aliados llegaron a Francia, que fue liberada para fin de agosto. Las fuerzas aéreas aliadas atacaron las fabricas industriales nazis, tales como la del campo de Auschwitz (aunque las cámaras de gas nunca fueron un blanco). Los soviéticos empezaron una ofensiva el 12 de enero de 1945, y liberaron Polonia y Hungría. A mediados de febrero de 1945, los Aliados bombardearon Dresden, y casi cien mil civiles fueron muertos.

El 29 de abril, Hitler se suicidó. Berlín fue capturada por las fuerzas soviéticas en mayo de 1945, y los alemanes se rindieron el 7 de mayo de 1945. En agosto, la guerra en el Pacifico terminó, poco después de que los EE.UU. usaran bombas atómicas en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, matando instantáneamente ciento veinte mil civiles. Japón se rindió formalmente el 2 de septiembre. La Segunda Guerra Mundial resultó en aproximadamente 55 millones de muertos en el mundo.




GRANDES CONFLICTOS BÉLICOS


El panorama mundial, en relativamente poco tiempo, ha experimentado un giro notable. De una prolongada etapa de crecimiento económico se ha pasado a una profunda crisis económica comparable a la gran depresión de los años treinta, asimismo el inicio del mandato de Barack Obama y el fin de una administración norteamericana profundamente conservadora, enzarzada en la denominada guerra contra el terror, marca un punto de inflexión que ha despertado enormes expectativas. Estamos, sin duda, en un momento de crisis y de cambio de cuya salida dependerá el próximo futuro.

El fin de la guerra fría también fue un momento que alentó nuevas esperanzas, la esperanza de que finalizado el enfrentamiento entre oriente y occidente pudiéramos avanzar hacia un mundo en paz, en el que el enorme gasto militar que había originado la insensata a carrera de armamentos se tornara en lo que se denominó el dividendo por la paz, un dividendo que permitiera rebajar las escandalosas diferencias entre paises ricos y pobres que asolan nuestra casa común. Desaparecida la confrontación entre los dos grandes bloques que se enfrentaban en múltiples conflictos de baja o alta intensidad en la periferia, emergieron nuevos conflictos, motivados por nuevas causas y nuevos actores, lo que Mary Kaldor ha dado en denominar las “nuevas guerras”, nuevas para distinguirlas de las guerras procedentes de épocas anteriores, pero también guerras para remarcar el carácter político de estos nuevos tipos de violencia. Se ha abierto la inquietud sobre las guerras locales y regionales, la inestabilidad que generan los estados débiles y deteriorados y el aumento de las redes de delincuencia y terrorismo internacional. Y por si no fuera suficiente también persisten algunos de los antiguos peligros, como la existencia de grandes arsenales nucleares y la proliferación de armas, de este u otro tipo, altamente letales.
 
Los conflictos armados han continuado. Ello puede ilustrarse, para no entrar en una relación exhaustiva, con los conflictos que se registraron en 2008. El informe Alerta2009!, que anualmente viene elaborando la Escola de Cultura de Pau, registró en el pasado año 31 conflictos armados. A nivel metodológico el informe considera conflicto armado como todo enfrentamiento protagonizado por grupos regulares o irregulares en el que el uso continuado y organizado de la violencia provoca un mínimo de 100 víctimas mortales en un año y/o un grave impacto en el territorio o la seguridad humana, persiguiendo objetivos diferenciables de los de la delincuencia común. De estos conflictos 10 tuvieron una intensidad muy elevada de la violencia, generando un cifra notablemente superior a las 1.000 víctimas mortales.1

Asimismo se registraron también 80 escenarios de tensión en el mundo, considerando como tensión aquella situación de conflicto en el que el uso de la violencia no alcanza a la de un conflicto armado, pero que puede incluir enfrentamientos, represión, golpes de Estado, atentados y otros ataques, y cuya escalada podría degenerar en en un conflicto armado.

Por zonas, la mayoría de conflictos armados y tensiones en 2008 se ubicaron en Asia (14 conflictos armados y el 34% de las tensiones) y África (9 y 35% respectivamente), aunque Europa no escapó de tener 4 conflictos armados.

La mayoría de conflictos en 2008 hicieron referencia a aspiraciones identitarias o demandas de mayor autogobierno, pero también estuvieron vinculados a la lucha por acceder o erosionar el poder, o al control de los recursos o del territorio.

Es complejo determinar las causas de cada conflicto, y difícilmente pueden resumirse en una sola pues suelen ser producto de la conjunción de diversas causas de tipo social, político, económico territorial o identitario. Podríamos atrevernos a resumir las causas de los conflictos armados en dos grandes grupos. De un lado las que se derivan de los agravios que se producen contra la población y que se pueden concretar en luchas por acceder al poder, falta de libertades, justicia social, pobreza y reparto desigual de la riqueza. Por otro la codicia, los conflictos que surgen del deseo de apoderarse de un territorio para acceder a sus recursos.

Es necesario destacar, por otra parte, que los términos de guerra y paz son también relativos, y que países que formal o aparentemente están en estado de paz pueden acumular más muertes violentas que en períodos de guerra. Así podemos poner por ejemplo el Salvador en el que en 1995 las muertes por arma, 8500, fueron superiores a la mortalidad media de 6.250 personas por año en tiempo de guerra. O de otro lado Brasil, donde las muertes violentas superan con creces el número muertes en conflictos sangrientos como la guerra de Vietnam, sólo en 2004 hubo 48.374 muertes violentas por agresión como registró el Tercer Informe Nacional sobre Derechos Humanos, divulgado por la Universidad de Sao Paulo. Aunque estos asesinatos no guarden relación clara con los problemas políticos, no por ello dejan de reflejar la persistencia de una economía política violenta a pesar de la ausencia formal de guerra.

Vivimos pues en un mundo en el que los conflictos y la violencia armada se resisten a desaparecer . Pero no podríamos entender la naturaleza de estas nuevas guerras sino atendiéramos a los cambios que ha provocado la globalización.

Globalización y exclusión
La globalización ha cambiado la arquitectura de la economía mundial y por consiguiente ha tenido también un fuerte impacto en el escenario mundial. La globalización económica es el proceso por el cual las economías nacionales se han ido integrando progresivamente en el marco de una economía internacional, de tal manera que su evolución se ha tornado más dependiente de los mercados internacionales disminuyendo la influencia de las políticas gubernamentales.

Estaríamos equivocados si nos dejáramos engañar con el nombre con que ha venido a denominarse este proceso y pensáramos que ha tenido un efecto uniformizador de los países y las economías, al contrario, la internacionalización masiva ha tenido unos poderosos efectos desestructuradores generando nuevas desigualdades, el debilitamiento o la ruina de los estados-providencia como obstáculo al libre funcionamiento de los mercados y la rápida disminución de la cohesión social.

Ha aumentado la brecha entre países desarrollados y países empobrecidos2 convirtiéndola en uno de los principales problemas de nuestro tiempo porque está en la base de la presión ambiental, los conflictos bélicos, la inestabilidad política y social, la pobreza. No son, ciertamente, problemas nuevos pero con la globalización estos problemas se han agravado. A principios del siglo XXI, 80 países tenían unas rentas per capita inferiores a las de la década anterior. La brecha entre ricos y pobres también ha aumentado en los países industrializados, que han visto como la parte de la renta nacional apropiada por las capas más ricas de la población aumentaba de manera escandalosa. El 20% de la población mundial consume el 80% de los recursos disponibles, siendo la principal beneficiaria del régimen actual del comercio y la inversión mundial.

Amplias zonas del planeta han quedado excluidas del interés de los grandes inversores, sólo interesados en las primeras materias que puedan ofrecerles y que, a menudo, se convierten en fuente de conflicto. África es un buen ejemplo de ello, y ha visto sus riquezas en petroleo, diamantes o coltán convertirse en el epicentro de la exclusión y el conflicto, en lo que ha dado en llamarse como la maldición de la riqueza.

La globalización capitalista ha dibujado una nueva arquitectura de la economía mundial profundamente asimétrica pero interdependiente, organizada, como en la futurista película “Código 46” de Michael Winterbottom, en áreas productivas, opulentas y ricas en información opuestas a las áreas empobrecidas, devaluadas económicamente y socialmente excluidas.
Así el capitalismo ha dejado de ser un sistema inclusivo, los beneficios del crecimiento económico no se han distribuido equitativamente y se han concentrando en un número relativamente pequeño de países, marginalizando a la mayoría del mundo, al mundo empobrecido. La globalización ha generado una nueva lógica de exclusión, que comprende tanto la exclusión más absoluta, como las nuevas relaciones subordinadas de integración del sur en el Norte. La exclusión, asimismo tiene tanto un componente horizontal o geográfico que divide a los países, como un componente vertical, que la hace presente, aunque en diferentes grados, en la inmensa mayoría de países estén ubicados en el Norte o en el Sur.

Las escandalosas diferencias económicas entre un norte rico y un sur empobrecido se han visto exacerbadas por la opresión y exclusión políticas cada vez más acentuadas, junto a una creciente sensación de marginalización.

La globalización ha trastocado el papel del estado. Se ha señalado cómo el estado ha perdido autoridad económica. La economía ha saltado por encima de las fronteras y los instrumentos de los que disponen los estados son débiles para controlar las variables macroeconómicas básicas, incluso para defender la libre competencia o para redistribuir las rentas. Los estados nación han pasado, de ser intermediarios entre las fuerzas económicas y las economías domésticas, a ser los encargados de adaptar las economías domésticas a las exigencias de la economía mundial. En todo este proceso el discurso liberal ha destacado la ola de democratización y de elecciones multipartidistas que tuvo lugar, tras la caída del muro de Berlín, durante los años noventa pero este proceso se dió después de que la comunidad internacional hubiese decidido de antemano la política comercial y macroeconómica de la mayoría de países involucrados.
 
El mundo empobrecido no ha permanecido de brazos cruzados frente a la exclusión, se ha reintegrado a si mismo en el sistema liberal mundial a través de la expansión y profundización de la denominada economía sombra, aquella que permanece fuera de las contabilidades oficiales, fuera de la legalidad de integración Norte-Sur. La economía informal representa un porcentaje muy alto de la actividad económica en gran número de países. El comercio informal de todo tipo de bienes y servicios es actualmente el modo de ganarse la vida para millones de habitantes del Sur, y aunque está excluido de las redes oficiales de la economía internacional es un componente esencial de todo el comercio mundial. A lo que hay que unir también las actividades criminales -mafias de la droga, comercio de armas, mujeres, niños, órganos o emigrantes- que operan globalmente en red.

Con ello, se da la paradoja, junto a la ya conocida de que los países emergentes han podido serlo precisamente porque no han seguido las reglas de ajuste y de liberalización de mercados dictadas por organismos como el Banco Mundial o El Fondo Monetario Internacional, de que el desarrollo real que se ha producido en el mundo empobrecido ha sido gracias a una respuesta indirecta, antagónica y subversiva de estas políticas. La desregulación y la liberalización del mercado ha promovido un orden social liberal, creando riqueza en un polo, pero ha llevado a la informalización de la economía, la expansión del comercio en la sombra, la criminalización de una parte de la economía y de muchas de las transacciones internacionales y el aumento de la guerra de red.

En el caso de las nuevas guerras, la desregulación del mercado ha intensificado todas las formas de comercio paralelo y transfronterizo y ha permitido a las partes en conflicto la formación de redes locales y globales, así como el establecimiento de economías sumergidas que son los nuevos medios de obtención de recursos y autoabastecimiento.

La ruptura del orden normativo que ha provocado la exclusión del mundo empobrecido ha generado un mundo más tumultuoso, en el que la guerra y la violencia es la forma de adaptación y regulación frente a los efectos de la desregulación del mercado y a la limitación y debilitamiento de las competencias del Estado-nación.

La exclusión inicial del mundo empobrecido ha retornado al mundo rico en forma de una mayor inseguridad. Esto ha originado en el Norte la percepción del Sur como peligro y el subdesarrollo como una fuente de conflicto, de criminalización y de inestabilidad. Esta percepción es la que impregna la definición de amenazas a la seguridad que realiza la Unión Europea, o la misma Directiva de Defensa Nacional3 del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Así la Directiva, en sintonía con el documento base de la política de seguridad de la UE “Una Europa segura en un mundo mejor” aprobado en la cumbre de Bruselas de 2003, define como amenazas el terrorismo internacional, la criminalidad organizada, los grandes movimientos de inmigración ilegal, el tráfico de armas de destrucción masiva o las catástrofes medioambientales, y como riesgos el acceso a los recursos básicos. Todas las amenazas proceden o se libran en el Sur.

La paz liberal

Presentar el Sur como un peligro ha llevado a la construcción de un nuevo discurso por el que se relativizan los conflictos, se hace recaer en los actores del Sur la principal carga de responsabilidad y se crea un discurso que confina las causas del conflicto en el Sur. Ello da argumentos para nuevas intervenciones militares, justificadas como humanitarias, y para un rearme militar que ahonda aún más la brecha entre Norte y Sur. Considerar el subdesarrollo como un peligro ha hecho, también, converger las políticas de desarrollo con las de seguridad. Las políticas de ayuda al desarrollo, o los intentos de promoción del desarrollo económico, encajan en este esquema en una lógica de alivio de la pobreza mundial y de control de los disturbios, como complemento a las políticas de desregulación del mercado y las recetas de ajuste estructural, al tiempo que desresponsabilizan al Norte y a estas políticas de las causas del propio subdesarrollo.

Es necesario referirse a las nuevas formas de gobernación global, o gobernación liberal. El debilitamiento del Estado Nación o la inexistencia una institución poderosa con un claro mandato internacional, con competencias administrativas y con una autoridad normativa reconocida, no significa que no exista la gobernación global, lo que sucede es que hoy no está encarnada por una sola institución, sino que la globalización ha llevado a redes no territoriales de toma de decisiones a múltiples niveles, a complejos estratégicos como los denomina Mark Duffield, que unen de forma novedosa y compleja a Gobiernos, agencias internacionales, organizaciones no gubernamentales, organizaciones militares y civiles y que son un nexo importante en la formación de la gobernación mundial. Así la gobernación no está encarnada en una sola institución, sino en todas las redes y conexiones que aúnan a diferentes organizaciones, grupos de interés y formas de autoridad.

El objetivo de los complejos estratégicos estatales y no estatales que encarnan la gobernación global no es el control directo del territorio, su preocupación, a lo que aspira la nueva gobernación global es a establecer una paz, la paz liberal, basada en el palo y la zanahoria, que asegure la estabilidad en sus fronteras beligerantes. La zanahoria es la promesa de ayuda al desarrollo y el acceso a las redes de gobernación en caso de cooperación y seguimiento del poder liberal, mientras la no cooperación corre el riesgo de acarrear diferentes grados de exclusión y aislamiento. La lógica de la paz liberal es una lógica de exclusión y de incorporación selectiva.

El rearme del norte
El rearme militar del Norte ha sido una parte importante de la respuesta que se ha dado a este mundo más tumultuoso. A mediados de los 90 la administración Clinton renunció al dividendo por la paz que pudo traer el fin de la guerra fría y, rompiendo la tendencia decreciente del gasto militar norteamericano, inició un proceso de rearme que situó a Estados Unidos como la única potencia militar de alcance global. Fue con este rearme iniciado en la era Clinton con el que la administración Bush pudo acudir a las guerras de Afganistán y de Irak. Actualmente el gasto militar norteamericano, 578.315 millones de dolares en 2007, representa el 46% del gasto militar mundial. Y si nos referimos a la principal alianza militar del norte, la OTAN, el gasto militar conjunto de los 29 países que la integran raya en el 70% del total mundial. Un gasto militar mundial, conviene no olvidarlo, que ya absorbe el 2,5% del PIB mundial y que se ha incrementado en la última década, en términos reales, en un 45%.

Ni la Unión Europea, ni nuestro país escapan a esta dinámica. Están plenamente comprometidos en el proceso de rearme militar a través de diversos acuerdos y compromisos -el Compromiso de Capacidades de Praga de la OTAN 2002, la Estrategia de Seguridad Europea, el Objetivo Global de Helsinki 2010, el Plan de Acción Europeo de Capacidades, la Agencia Europea de Defensa- que convergen en ese objetivo.

No podemos dejar de hacer mención tampoco, al hecho de que seis países concentran el 80% de las exportaciones mundiales de armamento, y que precisamente cuatro de ellos -EUA, Rusia, Reino Unido y Francia- son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con derecho a veto, es decir, los que deberían ser los principales valedores de la paz en el mundo. Ni tampoco, que en 2007, últimos datos disponibles, el Estado español ocupó el octavo puesto de los exportadores mundiales de armamento con el 2% de las exportaciones mundiales.

El rearme del Norte no se ha ceñido a la fuerzas armadas en manos del Estado, desde los años 90 se ha expandido una tupida de red de Compañías Militares Privadas y de Compañías de Seguridad Privadas de ámbito internacional. Recientemente se ha difundido el papel que éstas juegan en las guerras de Irak y Afganistán, pero también hay que destacar su intervención en los conflictos locales o su papel en relación a la necesidad real de seguridad interna de las élites del Sur. Igualmente, acompañan a las industrias extractivas de los valiosos recursos naturales del Sur, siendo un elemento imprescindible para unas industrias aisladas de las sociedades en que operan y que les ha permitido adaptarse a entornos inseguros. Al crecimiento de las compañías militares y de seguridad privadas ha contribuido, entre otras razones, la evolución de las funciones del estado-nación, la desregulación del mercado, las privatizaciones, la posguerra fría y la reducción de los aparatos militares tras el fin del apartheid. Su aparición también es sintomática de un cambio radical en la naturaleza del orden internacional, que si anteriormente se basaba en el control del territorio, hoy tiene más que ver con el control de los mercados y los procesos.
 
Seguridad humana
La actual crisis económica marca, como señalábamos al principio, un momento de cambio en el que se va a decidir el mundo de los próximos años, y como todos los momentos de cambio, también es momento de oportunidades. La salida que se de a la crisis, el modelo económico que se configure tras ella, va a tener un efecto indudable sobre la paz y la seguridad mundiales y debemos por tanto aportar también esta perspectiva al debate.

Hay que ser conscientes de que es el modelo de crecimiento llevado hasta ahora el que nos conduce a las amenazas reales que penden sobre nuestras cabezas. El cambio climático, la competencia o guerra por los recursos y la marginación del mundo empobrecido, estrechamente vinculados al modelo económico actual, son amenazas reales cada día más presentes de no producirse un cambio de rumbo.

Los efectos del cambio climático, las sequías, las tempestades cada vez más frecuentes, las inundaciones pueden malbaratar las cosechas y minar la habitabilidad de determinadas zonas provocando desplazamientos masivos involuntarios de población y escasez de alimentos, aumentando los conflictos sociales y el sufrimiento de las personas. Es ya el momento de sustituir las fuentes de energía que emiten dióxido de carbono, mediante la aplicación de fuentes locales y renovables de energía, que no comprometan a las generaciones venideras, como base principal para la generación energética del futuro.

La competencia por los recursos, el petróleo, el expolio de riquezas minerales, ya está provocando guerras. De no cambiarse los hábitos de consumo y de producción estas guerras se agravarán. Es necesario avanzar en políticas y nuevas costumbres en la conservación de los recursos, en el reciclaje, en la máxima eficiencia en las fuentes de energía, en buscar alternativas al petróleo.

Se pueden proseguir las políticas económicas que han llevado a esta situación o se puede optar por aumentar la cohesión, por poner fin a la exclusión del mundo empobrecido, el expolio al que se le somete a través de las reglas del comercio desigual y a la explotación de sus recursos. Hacer frente a la pobreza global, la exclusión política y la injusticia, actuar decididamente por aumentar la cohesión de nuestro mundo dividido, se convierte en una apremiante necesidad.

Es necesario un cambio de paradigma que articule las estrategias de seguridad ubicando al ser humano en el centro de las políticas públicas e internacionales, con el objetivo de resolver las necesidades de millones de seres humanos afectados por las inseguridades provocadas por la globalización en los ámbitos político, económico, social y cultural. Que hable el lenguaje de los derechos humanos, de la equidad, la justicia y la subsistencia.

Mientras el grueso de los recursos se destine a aumentar nuestras capacidades militares, a intentar blindar nuestro mundo de amenazas exteriores que nosotros mismos contribuimos a alimentar, nos alejamos de trabajar para cumplir los requisitos necesarios para alcanzar la paz a nivel internacional, regional y local. Hay que abordar una auténtica política de seguridad humana para que las personas y los pueblos puedan vivir libres de necesidad y libres de temor, que promueva la gobernabilidad democrática, el crecimiento con equidad y la superación de la extrema pobreza, sólo así podremos avanzar a una mayor seguridad en un mundo más justo y en paz.



1º guerra mundial
2º guerra mundial


PRIMERA GUERRA MUNDIAL




Fue un conflicto bélico mundial iniciado el 28 de julio 1914 y finalizado el 11 de noviembre de 1918.

Duración cuatro años, tres meses y catorce días.

Originado en Europa, se trata de la mayor envergadura vivido por la Historia de la humanidad hasta ese momento.

Tuvo varias características novedosas:

-Movilización de grandes ejércitos (hasta 70 millones de combatientes) e implicación del conjunto de la población civil adoctrinada por una eficaz propaganda nacionalista.

-Gastos incalculables, los gobiernos diseñan planes económicos la “economía de guerra”.

-Consecuencias devastadoras: éxodo de millones de personas, grandes movimientos de refugiados.etc.

-Participación de 32 naciones. Veintiocho de ellas denominadas aliadas o potencias asociadas y entre las que se encontraban Gran Bretaña, Francia, Rusia, Italia y Estados Unidos, lucharon contra la coalición de los llamados Imperios Centrales, integrada por Alemania, Austria-Hungría, Imperio Otomano y Bulgaria.
Fueron muchas las personas que participaron en esta guerra, por ejemplo Alemania contaba con 1.913.850 mil hombres en pié de guerra, aproximadamente. Austria con 160 mil hombres. Rusia con 2.000.000 de soldados pero mal armados. Inglaterra no contaba con un ejército terrestre grande, se aprovechaba de los soldados autóctonos de los ejércitos que colonizaban, pero contaba con un impresionante poder naval.

LAS RAZONES QUE LLEVARON A LA FORMACIÓN DE ALIANZAS FUERON

Los recelos británicos ante el incremento del poder económico y militar de Alemania, empeñada en la construcción de una potente flota de guerra que estuviese en condiciones de competir con el Reino Unido.

Los intereses contrapuestos de Alemania y Francia en Marruecos que originaron serios conflictos diplomáticos en 1905 y 1911.

La preocupación de Austria por el crecimiento nacionalismo serbio, al que deseaba anular militarmente.

Finalmente tenemos la rivalidad entre Austria-Hungría y Rusia porque ambos querían controlar la península balcánica. Austria-Hungría deseaba ampliar sus fronteras y Rusia necesitaba controlar los estrechos para que su flota del Mar negro pudiera llegar al Mediterráneo, todo ello a costa de un débil Imperio Otomano. Esto llevó a tres crisis: La primara en 1908 por la anexión de Bosnia por Austria-Hungría. La segunda en 1912 por la victoria de la liga balcánica aliada de Rusia sobre los otomanos, y la tercera en 1913 por la victoria de Serbia en la 2º guerra balcánica.
LAS ALIANZAS MILITARES

Otto Von Bismark canciller Alemán promovió en 1882 la Triple Alianza formada por Alemania, Austria-Hungría e Italia. Sin embargo esta última no cumplió sus compromisos cuando estalló la guerra y en principio se mantuvo neutral hasta intervenir más tarde como miembro del bando contrario. A lo largo del conflicto nuevas potencias se sumaron a este bloque: Turquía en octubre de 1914 y Bulgaria en octubre de 1915. Mientras que Rusia permanecía aislada. Pero después de este pacto, Rusia abandonó su aislamiento y se creó otra alianza.

La Triple Entente se creó en 1907 formada por Reino Unido, Francia y Rusia, a las que se sumaron más tarde Serbia. Se conoce también con el nombre de los “aliados”. Los precedentes de esta unión hay que buscarlos en la”Entente Cordiale” de Francia y Reino Unido, instituida en el año 1904.

Durante el conflicto se incorporaron Bélgica que fue atacada por Alemania, Japón en agosto de 1914 con la intención de arrebatar a Alemania sus colonias del Pacífico y sustituir su papel de potencia imperialista en China, Italia en mayo de 1915, Rumanía en junio de 1916, Portugal en marzo 1916, Estados Unidos en abril de 1917, Grecia en junio de 1917, también fue se incorporaron China y varios estados latinoamericanos. Estas alianzas se dieron en medio de una política de rearme industrial por eso este periodo fue conocido como la Paz Armada.

EL POTENCIAL DE LOS BANDOS

Geográficamente las potencias centrales contaban con la ventaja de conformar una unidad compacta, pero esa situación llevaba aunado el inconveniente de un posible asedio por parte de sus oponentes, cuyos territorios se hallaban dispersos.

Demográficamente los 117 millones de habitantes con que contaba la Triple alianza (Alemania 65, Austria-Hungría 52) eran claramente inferiores a los 225 de la Triple Entente (Francia 39, Gran Bretaña 45, Rusia 171).

Económica y técnicamente Alemania disponía de la industria más moderna del mundo. Sin embargo, los aliados poseían inmensos territorios coloniales capaces de aportar inagotables cantidades de materias primas y combatientes.

Militarmente Alemania suplía su inferioridad en los mares con un ejército perfectamente entrenado y equipado. Sin embargo los aliados contaban con más recursos humanos y una clara superioridad naval.


   
Para Alemania era esencial obtener una rápida victoria si deseaba ganar la guerra, de lo contrario la superioridad material y humana de los aliados acabaría a la larga por imponerse.
La entrada en guerra de los Estados Unidos rompió el aparente equilibrio en que se desarrolló el conflicto hasta 1917 e inclinó la balanza del lado de la Triple Entente.

ENTRADA EN ACCION DE LAS ALIANZAS

Formados los dos bandos sólo faltaba un detonante para desatar el conflicto. Éste se producirá en los Balcanes. Un joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo Princip perteneciente a la organización secreta nacionalista proserbia “Mano Negra”, asesinó al heredero de la corona austrohúngaro el archiduque Francisco Fernando y su esposa, Sofía Chotek en Sarajevo el 28 de junio de 1914.

El 28 de julio Austria-Hungría apoyada por Alemania declaró la guerra a Serbia. Entonces se pusieron en marcha las alianzas: Rusia aliada de Serbia declaró la guerra a Austria-Hungría. El 1 de agosto Alemania aliada de Austria-Hungría declaró la guerra a Rusia y dos días más tarde a Francia.

La penetración alemana en Bélgica con vistas a la invasión de Francia, decidió a Gran Bretaña a declarar la guerra a los alemanes, el 4 de agosto.

Por su parte Italia, alineada en el bloque de las potencias centrales, incumplió sus obligaciones con la Triple A lianza y se mantuvo neutral, aunque más tarde se incorporó a la guerra pero de parte de la Triple Entente.

LA GUERRA DE MOVIMIENTOS 1914

Recibe el nombre de las operaciones que tuvieron lugar durante el año 1914, centradas en los esfuerzos alemanes para derrotar a Francia, una vez conseguido esto, aniquilar los ejércitos de Rusia. Durante esta fase los alemanes emplearon una estrategia basada en rápidos movimientos con el objetivo de sorprender a sus adversarios.

Se desarrolló por dos frentes:

En el Occidental

Alemania puso en práctica el plan Shlieffen e invadió a Bélgica violando con ello la neutralidad de ese país. La intención era sorprender a los franceses por el norte y llegar hasta París en pocas semanas.

El plan Shlieffen pareció tener éxito. Pues una vez eliminada la oposición de los franco-británicos en Charleroi, los germanos emprendieron un rápido avance por territorio francés sin encontrar apenas una resistencia organizada. El gobierno francés hubo de abandonar París y se retiró a Burdeos.

Sin embargo, ante el empuje alemán, los franceses replegaron sus tropas y las concentraron en torno al río Marne. El comandante Von Motke, presumiendo una fácil victoria, envió algunas divisiones al frente oriental, donde los rusos resistían con fuerza y solidez inesperadas.

Los franceses, comandados por el general Joffre, reorganizaron sus ejércitos aprovechando el traslado de tropas germanas al frente oriental.

Pasaron a la ofensiva el día 5 de septiembre, fecha de inicio de la batalla del rio Marne donde sorprendieron a los desprevenidos alemanes que hubieron de emprender la retirada, aunque más tarde lograron estabilizar el frente. La batalla del Marne puso de relieve el fracaso de los planes germanos para vencer a los franceses mediente un ataque relámpago. Moltke fue sustituido por el general Falkenhayn.

En el frente Oriental

El fracaso alemán en Francia se debió en gran medida a la contundente intervención de los rusos, hecho no previsto por los estrategas alemanes que menospreciaban su capacidad de movilización.

Por el contrario, los rusos penetraron en Prusia oriental a finales de agosto derrotando a los austríacos en Lamberg y conquistando la región Polaca de Galitzia, bajo soberanía de Austría.

El fracaso de la guerra relámpago planeada por Shlieffen condujo a una estabilización de los frentes, abriendo paso a una nueva fase conocida como “Guerra de posiciones “.

El inesperado empuje ruso provocó el repliegue germano hasta que el genera l Hindenburg, jefe de las tropas alemanas en el frente oriental, logró con los refuerzos provenientes del frente occidental obtener dos sonadas victorias en Tannengerg, agosto de 1914 y en los Lagos Masurianos. A pesar de esos reverses, los rusos lograron apoderarse de Galitzia austriaca y de Serbia, que previamente había sido derrotada por Austria.

GUERRA DE POSICIONES en 1915-16

Esta fase de la guerra es conocida también como “Guerra de trincheras” por la forma en que se desarrollaron las operaciones militares.

Abarcó los años 1915 y 1916. Fue consecuencia del fracaso de la guerra relámpago. Supuso un cambio de estrategia respecto a la fase precedente y abrió paso a la guerra de frentes estables que inmovilizó a los ejércitos en líneas de trincheras que se extendieron a lo largo de cientos de kilómetros, desde el mar del norte hasta Suiza.

Los alemanes una vez fracasada la ofensiva inicial, adoptaron una estrategia defensiva y se atrincheraron en el frente occidental tratando de proteger sus posiciones y concentrando la mayor ofensiva en el frente oriental.

Según sus planes, tras la derrota rusa llegaría el momento de vencer a los aliados occidentales: Francia y Gran Bretaña.

El nuevo escenario bélico abrió paso a una guerra de desgaste desarrollada esencialmente en territorio francés y belga, que produjo un elevadísimo número de bajas y arruinó la moral de los soldados.

Las tropas se vieron obligadas a luchar durante meses en trincheras, en penosas condiciones, bajo la constante acción de la artillería, rodeados de alambradas, enfangados en terrenos infectados de roedores y sometidas a la machacona acción de las armas automáticas y los nuevo ingenios bélicos, lanzallamas, gases, asfixiantes, aviación, tanques, etc.
En el frente ruso los alemanes habían alcanzado exitosas victorias, sin embargo en el occidental fueron los aliados quienes tomaron la iniciativa durante ofensiva en Champaña y Artois que fueron contenidas por los alemanes.

Los italianos intervinieron frente a los austriacos por el río Isonzo cosechando grandes pérdidas. Pero ninguno de los dos contendientes consiguió romper el frente, que permaneció casi invariable.

Durante los meses de 1916 se desencadenaron una serie de acciones con el fin de romper las líneas enemigas: El punto donde se concentró el ataque alemán fue la fortaleza de Verdún. Allí se sucedieron violentos combates entre febrero y diciembre. Loa franceses resistieron al mando del General Pétain. El resultado de la batalla arrojó enormes pérdidas por ambos bandos, calculándose en 750.000 bajas entre muertos y heridos. El general Falkenhayn fue sustituido por Hindenburg en el mando germano.

Con el fin de distraer la acción de los alemanes las fuerzas británicas y franceses iniciaron una ofensiva en el norte de Francia, en torno al río Somme. Las bajas fueron de nuevo descomunales, superiores a las de Verdún, 1 millón tan solo durante el primer día de la batalla, 1 de julio de 1916 los británicos perdieron cerca de 60.000 hombres. Joffre fue sustituido en el mando por el general Nivelle.

En el frente oriental los rusos, tras las enormes pérdidas del año anterior consiguieron al mando del general Brusilov obtener éxitos en Galitzia, aunque los imperios centrales reaccionaron en pocas semanas y comenzaron a apreciarse los primeros síntomas de desplome en el ejército ruso.

En la primavera del año 1916 tuvo lugar el hecho naval más importante de la contienda, la batalla de Jutlandia, que se saldó con un ligero triunfo de la flota alemana sobre la británica. No obstante, los buques alemanes se retiraron a sus bases, interviniendo en adelante sólo en contadas ocasiones y dejando el peso de la guerra en el mar a los submarinos.
LA CRISIS DE 1917


   
El equilibrio militar de finales de 1916 y la imposibilidad de dar fin a la guerra a corto plazo puso en dificultad a los beligerantes.
Tropas y retaguardia fueron presa de una creciente desmoralización.

Durante 1917 se desencadenaron protestas de soldados y mandos que se transformaron en auténticos motines que fueron duramente reprimidos. La unidad política se quebró en el seno de cada una de las potencias e innumerables voces clamaron contra la guerra, exigiendo una paz negociada. Surgieron iniciativas de paz como la de Wilson, presidente de los Estados Unidos o la del papa Benedicto XV, pero finalmente se impusieron las tesis de los partidarios de continuar la guerra.

En Francia la especial dureza de los combates en las trincheras, unida a la escasez de víveres, provocaron huelgas en la industria metalúrgica y la sucesión de una serie de motines, primavera de 1917 que fueron frenados mediante numerosos fusilamientos, El general Nivelle fue sustituido por el mariscal Pétain quien logró restaurar la disciplina militar. El gobierno fue asumido por Georges Clemenceau

En gran Bretaña los laboristas se alejaron del gobierno al tiempo que se sucedían numerosas huelgas. Se hizo cargo del ejecutivo David Lloyd Georges, partidario de proseguir la guerra y promotor de una serie de medidas que lograron incrementar la eficacia del ejército.

En Alemania se libraron enconadas luchas políticas entre los partidarios de continuar la lucha y los que propugnaban su fin. A la postre se impusieron los primeros, significados por Hindergurg y Ludendorff, generales del Estado mayor.

Los más moderados, representados por el canciller Bethann-Hollweg, estaban decididos a limitar la lucha submarina al considerar que incrementaba el riesgo de una intervención militar norteamericana.


   
Los submarinos alemanes habían declarado la guerra total tanto contra los buques de países beligerantes, como los neutrales.

En Austria-Hungría el ejército que combatía en varios frentes comenzó a dar signos de desplome, A ello se unió la escasez de abastecimientos en las ciudades.

Los descontentos crecieron y se transformaron en reivindicaciones nacionalistas, de modo que húngaros, checos y polacos empezaron a demandar su independencia del Imperio.

En Italia, a la que los austro-húngaros habían infligido severas derrotas, es encontraba en una delicada situación y reclamaba la ayuda del mando aliado, que envió varias divisiones franco-británicas para evitar su derrumbe militar.

En el Imperio Turco, tras una serie de reveses que hicieron perder Palestina y Mesopotamia a manos británicas, la situación se tornó insostenible.

Rusia constituyó sin duda el escenario más convulso de esta etapa. Presa de un fuerte descontento motivado por la escasez de víveres y los continuos descalabros militares, sufrió diversos motines que finalmente desembocaron en la Revolución de febrero de 1917. El Zar Nicolás II se vio obligado a abdicar y se formó un gobierno provisional de corte occidental liderado por Kerenski, que en contra de la mayoría de los rusos decidió proseguir la lucha.

Meses más tarde, en octubre del año 1917, un golpe de estado acabó con el gobierno burgués de Kerensky y aupó al poder a los comunistas de Lenin. Éste entabló conversaciones con las potencias centrales con el fin de poner término a la guerra en el frente oriental, hecho que se materializó finalmente con la firma del Tratado de Brest-Litovsk en marzo del año 1918.
Por él se imponía a Rusia la perdida de extensos territorios, Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia, etc.

El abandono ruso significó un giro radical en el conflicto: el frente oriental quedaba libre de contiendas y ello permitió a las potencias centrales concentrar la totalidad de sus ejércitos en el frente occidental.

Sin embargo, la entrada en guerra de Estados Unidos (también lo hizo Grecia) en la primavera de 1917 alteró radicalmente las expectativas de alemanes y Austro-húngaros: supuso la apertura de un nuevo frente en los Balcanes pero, ante todo, la irrupción de una potencia extraordinaria que con su formidable peso económico, demográfico y militar, inclinó la balanza definitivamente del lado de los aliados.

Las razones que llevaron al estadounidense a intervenir en la guerra se debieron en parte a la agresiva ofensiva en la mar desarrollada por los germanos. Las tesis belicistas se habían logrado imponer a las más moderadas y Alemania había declarado una guerra submarina total.

El torpedeamiento del carguero estadounidense Vigilantia en marzo de 1917 tuvo una enorme repercusión en la prensa estadounidense, influyó en el cambio de actitud de la opinión pública, hasta entonces remisa a entrar en acción en la guerra.

También influyó en esa decisión la interceptación por los servicios de espionaje británicos del llamado “Telegrama de Zimmermann” por el que Alemania daba instrucciones a su embajador en México para que intentase incorporar a este país en la contienda en contra de los Estados Unidos.

El 2 de abril de 1917 el presidente Wilson (Estados Unidos) declaró la guerra a Alemania.

EL FINAL DE LA GUERRA.AÑO 1918


   
En 1918 ambos mandos atravesaban serias dificultades tanto militares como económicas. Sin embargo, la fatiga era más visible en el bando de los potencias centrales que en el aliado, pues la incorporación de los Estados Unidos al conflicto había supuesto una auténtica inyección de recursos materiales y humanos.

No obstante, en 1918 los germanos consiguieron eliminar definitivamente del escenario bélico a los rusos que habían iniciado negociaciones para poner fin a la guerra.

Una serie de derrotas continuadas habían animado al gobierno revolucionario soviéticos a firmar en marzo el Tratado de Brest-Litovsk.

Con las manos libres en el frente oriental, el general alemán Ludenrdorff inició una ofensiva en el lado occidental. Fue la conocida 2º Batalla del Somme para diferenciarla de los combates que se habían desarrollado en la misma zona en 1916. La iniciativa fracasó, pues los aliados frenaron la ofensiva en el Marne en el mismo lugar donde Joffre había hecho abortar en 1914 el plan Shieffen.

La contraofensiva aliada al mando del general Foch fue iniciada en julio de 1918 y forzó el repliegue de las tropas alemanas. En agosto un nuevo ataque aliado que empleó abundantes carros de combates desplazó a los germanos hasta la frontera belga. La crisis militar se tradujo en deserciones masivas.

El 8 de noviembre de 1918 estalló en Berlín un movimiento revolucionario y el Káiser Guillermo II abdicó. Se formó un nuevo gobierno que encabezó el socialdemócrata Elbert. Alemania firmó el armisticio el 11 del mismo mes.

La monarquía de los Hohenzollen dejó paso al establecimiento de una república demócrata, llamada Weimar, regida por un frágil sistema parlamentario, que fue presa de una gran inestabilidad hasta 1933, fecha en que Hitler abolió la democracia. Esa fragilidad fue causada principalmente por la crisis económica de posguerra y sus secuelas sociales y políticas.

El imperio Austro-Húngaro se rindió a mediados del mes de noviembre, en tanto que búlgaros y turcos lo habían hecho ya en septiembre y octubre respectivamente.

LA ORGANIZACIÓN DE LA PAZ 1919-1920


  
La conferencia de París se inició en enero de 1919 con el concurso de las delegaciones de los 27 países vencedores de la guerra. No fueron convocados los vencidos. A pesar del número tan elevado de compromisos las principales decisiones recayeron sobre Estados Unidos (Wilson), Reino Unido (Lloyd George) y Francia (Georges Clemanceau), aunque también jugaron un papel relevante Italia y Japón.

Las deliberaciones giraron en gran medida en torno al programa de 14 puntos que el presidente Wilson había presentado en el Congreso en enero de 1918 cuando la contienda aún no había finalizado. Tenían por objeto lograr una Paz mundial duradera.

En la organización de la paz hubo posturas unitarias: Francia, la más radical, deseaba eliminar el peligro de una Alemania capaz de provocar una nueva guerra. Clemenceau , su primer ministro, se abandonó a las tesis revanchistas e intentó la desmembración de su enemiga, segregando Renania del resto del país. Impulso el establecimiento de durísimas indemnizaciones alegando que Alemania había sido la causante del conflicto y, por lo tanto, culpable.

El Reino Unido, junto con Estados Unidos eran partidarios de moderar esa indemnizaciones, pues no deseaban destruir la economía alemana, alimentar el rencor nacionalista, ni tampoco fomentar un descontento que arruinaría al pueblo alemán en brazos del comunismo.

La conferencia de París concluyó con la firma por separado de cinco tratados que afectaron a las potencias derrotadas. Se celebraron en sesiones separadas en las proximidades de París.

El Tratado de Versalles firmado el 28 de junio 1919 entre los aliados y Alemania, acepta la responsabilidad del conflicto, devuelve Alsacia y Lorena a Francia, La Posnania a Polonia (Alemania se divide de Prusia oriental por el pasillo de Danzing) y se reparten sus colonias entre los vencedores. Además tuvo que pagar altas reparaciones de guerra, entregar las minas de carbón del Sarre, sus bienes en el exterior y su marina mercante. Tuvo que abolir el servicio militar y restringir a su ejército a sólo 100.000 hombres y se prohibía su unión territorial con Austria.


  
Tratado de Saint Germain –en –Laye: Firmado el 10 de septiembre de 1919 entre los aliados y Austria. En este tratado se establecía el desmembramiento de la antigua monarquía de los Habsburgo. El imperio Austrohúngaro, y Austria quedó limitada a algunas zonas en las que se hablaba solamente el alemán.



Tratado de Trianon: Acuerdo impuesto a Hungría el 4 de junio de 1920 por los aliados en el que dictaminó la entrega de territorios a Checoslovaquia, Rumanía y Yugoslavia



Tratado Neuilly-sur-Seine: Fue firmado el 27 de noviembre de 1919 entre el Reini de Bulgaria y las potencias vencedoras. De acuerdo con el tratado estipulado en el tratado, Bulgaria reconocía el nuevo reino de Yugoslavia, se comprometía a pagar 450 millones de dólares en concepto de indemnización y reducía su ejército a 20.000 efectivos.



En la foto Firma por el primer ministro búlgaro Alejandro Stamboliski del Tratado.

Tratado de Sévres: Firmado el 10 de agosto de 1920 entre Imperio Otomano y los aliados (a excepción de Rusia y Estado unidos). El tratado dejaba a los otomanos sin la mayor parte de sus antiguas posesiones, limitándolo a Constantinopla y parte de Asia Menor.



En la foto vemos a los firmantes del Imperio otomano, de izquierda a derecha, Rıza Tevfik, el gran visir Damat Ferid Pasha, embajador Hadi Pasha y el ministro de educación.


CONSECUENCIAS NEGATIVAS DE LA 1º GUERRA MUNDIAL

La muerte aproximadamente de 9.272.000 personas, 6.500.000 inválidos, 4.250.000 viudas y 8 .000.000 huérfanos.

Las pérdidas materiales fueron enormes se supone que pasó los 186 millones de dólares.

El territorio de Turquía se redujo, El Imperio austrohúngaro desapareció y dio lugar a cuatro nuevos Estados que fueron: Austria, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia.

En casi toda Europa los medios de comunicación, el transporte, los cultivos, los edificios, etc. Quedaron destruidos.

Todas las pérdidas ocasionaron una disminución de la producción industrial y agrícola. Las reservas de oro y las inversiones se redujeron, toda Europa entró en una crisis económica.

Por el contrario, la contienda generó un intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra. Fusiles de repetición, ametralladoras. Gases asfixiantes dado origen a la guerra biológica y química, hubo tanques, dirigibles y aviones, también se practicaron los bombardeos a las ciudades.

La artillería multiplicó los calibres, aumento el alcance y mejoró los métodos de corrección. El transporte motorizado se generalizó.

Se desataron grandes epidemias de enfermedades infectocontagiosas.

    


A pesar de los esfuerzos realizados para provocar la Paz Mundial con el Tratado de Versalles, las potencias vencedoras permitieron que se incumplieran algunos de los términos establecidos lo que provocó el resurgimiento del militarismo y del nacionalismo agresivo de Alemania y de los desórdenes sociales en gran parte de Europa, agudizó la crisis económica, hubo una fuerte agitación social y el resurgimiento de movimientos bélicos producto de graves disputas que quedaron sin resolver.

BALANCE DE LAS VÍCTIMAS MORTALES SOLDADOS



Aliados
Imperio Británico 908.371
Australia 60.000
Canadá 55.000
India 25.000
Nueva Zelanda 16.000
Sudáfrica 7.000
Reino Unido 715.000
Francia 1.240.000
Colonias francesas 114.000
Bélgica 13.716
Estados Unidos 50.600
Grecia 5.000
Italia 650.000
Japón 300
México 3.000
Portugal 7.234
Rumania 335.706
Rusia 1.700.000
Serbia 45.000


Potencias centrales
Alemania 1.773.700
Austria-Hungría 1.200.000
Bulgaria 87.500
Turquía 325.000


Civiles
Alemania 760.000
Austria-Hungría 300.000
Bélgica 30.000
Gran Bretaña 31.000
Bulgaria 275.000
Francia 40.000
Grecia 132.000
Rumania 275.000
Rusia 10.000.000
Serbia 650.000
Turquía 1.000.000






inicio


2º guerra mundial